SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL

SIMPOSIO SOBRE EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL, LOS DÍAS 2 Y 3 DE OCTUBRE DE 2010 EN LA FACULTAD DE MEDICINA MONTE SINAÍ DE NUEVA YORK.

JORNADAS EN TORNO A LA CUSTODIA COMPARTIDA, ORGANIZADAS POR EL COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE LA REGIÓN DE MURCIA LOS DÍAS 21 Y 22 DE OCTUBRE.

http://www.colegiopsicologos-murcia.org/custodia.pdf

BRASIL APRUEBA LA LEY QUE CASTIGA A QUIEN COMETA ALIENACIÓN PARENTAL.

Hemos recibido de la Asociación Nacional de Afectados por el Síndrome de Alienación Parental (www.anasap.org) el siguiente correo con la petición de máxima difusión.

Mientras en España el Ministerio de igualdad niega lo evidente, incluso contradiciendo al presidente del Gobierno, en Brasil se aprueba una ley por la que se castigará a quien cause este maltrato. Recordemos que en la inmensa mayoría de los casos se perpetra contra los propios hijos.
No olvidemos que según el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, el Síndrome de Alienación Parental es el maltrato infantil que se da en mayor medida, cifrándolo en el 40% del total.
Síndrome de Alienación Parental

 

      EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL ES UNA DE LAS FORMAS MÁS SUTILES Y CRUELES DE MALTRATO PSICOLÓGICO Y EMOCIONAL QUE SE EJERCE SOBRE LOS MENORES. REALIZADO POR UNO DE SUS PROPIOS PROGENITORES, NORMALMENTE LAS MADRES, AL CONSEGUIR LA CUSTODIA, PARA UTILIZARLO CONTRA EL OTRO.

 
     Descubierto por Richard A.Gardner, Psiquiatra Infantil y Profesor de Psiquiatría en la Universidad de Columbia (Estados Unidos), cuando realizaba investigaciones, encargadas por los propios juzgados de familia, sobre los divorcios conflictivos en los años ochenta.
 
     En diferentes paises figura recogido en su legislación: Estados Unidos, México, TRIBUNAL EUROPEO DE LOS DERECHOS HUMANOS DE ESTRASBURGO.
 
     Consiste en una programación maliciosa o lavado de cerebro, es decir, en un adoctrinamiento sistemático de la mente de los niños para utilizarla en contra del padre que no ostenta la custodia. Los hijos que sufren este síndrome desarrollan un odio patológico e injustificado hacia uno de sus padres y tiene consecuencias fatales en el desarrollo psicológico y fisiológico del menor. Está considerado como una forma de maltrato infantil. Los menores que sufren esta situación familiar se encuentran desamparados, pierden su estabilidad y se terminan culpabilizando de haber perdido a uno de sus padres. Pues la lealtad se ve comprometida y se convierten en víctimas propiciatorias en manos de los adultos para ser manipulados, creando alianzas patológicas que terminan por comprometer el equilibrio emocional de los niños.
 

     Para Gardner existen unas características de personalidad de los padres alienantes que se aplican en igual proporción a padres y a madres. Cuantas más características aparezcan mayor probabilidad de que el progenitor progrese del nivel moderado al grave. Este principio también se aplica a los niños que pueden progresar desde los niveles bajos hasta los más severos y el factor más importante que produce tal progresión es la duración de las maniobras de adoctrinación, especialmente durante los procesos de custodia.

  • Los padres alienantes son mentirosos, pero ellos consideran que el fin justifica los medios.
  • Se consideran padres perfectos.
  • Utilizan mecanismos de negación del SAP.
  • Los padres alienantes están enfadados y utilizan a sus hijos como armas.
  • Utilizan el poder para romper el vínculo con el progenitor alienado.
  • Aunque los progenitores alienantes son astutos y creativos en las maniobras de exclusión que utilizan, son al mismo tiempo ingenuos.
  • Sobreprotección del hijo antes de la separación.
  • Identificación patológica con el niño. En casos extremos pueden desarrollar una relación simbiótica con el niño.
  • Paranoia: pueden ver alrededor de ellos sólo maldad y malevolencia, especialmente proveniente del progenitor odiado.

     Un progenitor que está lo suficientemente trastornado para inducir el SAP en un niño debe estar sufriendo algún trastorno psicológico. Para Gardner (2002) algunos de los más comunes aplicables a los progenitores alienantes son: Trastorno psicótico compartido, Trastorno delirante, Trastorno paranoico de la personalidad, Trastorno límite de la personalidad y Trastorno narcisista de la personalidad.

        Los recuerdos del niño respecto del progenitor alienado son sistemáticamente destruidos. El niño puede encontrar obstáculos insuperables si, más tarde en su vida, busca reestablecer las relaciones con el progenitor perdido y su familia. Algunos de estos niños eventualmente se vuelven contra el progenitor alienador, y si el progenitor objeto se ha perdido también para ellos, al niño le queda un vacío imposible de volver a llenar (Convay Rand, D., 1977).
 

     Los efectos del SAP sobre los niños y sobre el progenitor alienado pueden ser considerados como una forma de maltrato o abuso psicológico y emocional, que puede producir un daño psicológico permanente en el vínculo con el progenitor alienado. (Gardner, R., 1999; Brandes, J. R. 2000) Si la intervención no se produce, el niño queda abandonado y crecerá con pensamientos disfuncionales. No es sólo cuestión de que el niño podría no llegar a establecer jamás una relación positiva con el progenitor alejado, sino que sus propios procesos de pensamiento han sido interrumpidos y coaccionados hacia patrones patológicos. El modelo principal de los hijos será el progenitor patológico, mal adaptado y con una disfunción.

     El SAP puede inducir en los hijos víctimas una depresión crónica; una incapacidad de funcionar en un ambiente psicosocial normal; trastornos de identidad y de imagen; desesperación; un sentimiento incontrolable de culpabilidad que surge cuando el hijo se da cuenta, una vez adulto, que ha sido cómplice, a pesar de él, de una gran injusticia infligida al progenitor alienado; un sentimiento de aislamiento; comportamientos de hostilidad; una falta de organización; una personalidad esquizofrénica y a veces el suicidio. (Bronchal, J.)

     Lavado de cerebro, programación, manipulación, cualquier término con el cual quiera ser llamado este proceso, es destructivo para el niño y para el progenitor alienado. Ninguno de ellos será capaz de llevar una vida normal y saludable a menos que el maltrato sea interrumpido.

     Sin la intervención de los tribunales el progenitor alienado no tiene ninguna oportunidad. Debido a la naturaleza del SAP los tribunales se han utilizado como clave para instaurar la alienación, por ello la importancia de su reconocimiento (Hobbs, 2002). Mientras el SAP no sea reconocido en los Juzgados y no se sancione debidamente, la alienación continuará destruyendo la relación de los hijos con el progenitor alienado. Mientras sigan con un mínimo contacto con el progenitor alienando, la alienación conseguirá su objetivo y privará a los hijos de una relación formativa y significativa para su desarrollo.

     Si las sentencias no vienen acompañadas de unas medidas fuertes, si fuera necesario con sanciones económicas, para conseguir un cambio efectivo y permanente, el progenitor alienante puede tener éxito en sabotear cualquier tipo de recuperación de la relación del hijo con el progenitor alienado, provocando un empeoramiento del desorden. Para la psicóloga Mary Lund (1995), las órdenes e intervenciones judiciales para mantener el contacto son la piedra angular para el tratamiento del SAP.

     A la hora de otorgar una guardia y custodia, un juzgado debe considerar la evidencia de la alienación parental. En la determinación del mejor interés para el menor, un juzgado debe considerar todos los factores relevantes y los intentos por parte de uno de los progenitores para destruir la relación del niño con el otro progenitor son, evidentemente, relevantes para la determinación del mejor interés para el menor.

     La Alienación Parental comprende muchos tipos de conducta inapropiada. La legislación debería reconocer específicamente y condenar algunos tipos de comportamientos de Alienación Parental en sus leyes atendiendo al mejor interés para el menor.

  • Un juzgado debería considerar cuál de los dos padres es más probable que respete la cuota de amor, afecto y contacto debida al otro progenitor.
  • De manera inversa, un juzgado debería considerar si un progenitor ha intentado predisponer a un niño en contra del otro progenitor.
  • Específicamente, un juzgado, debería considerar si un progenitor le ha dicho a su hijo si el otro progenitor lo quiere dañar o, incluso, matar. (Id.).
  • Un juzgado debería considerar si un progenitor ha denigrado al otro en presencia del niño.
  • Un juzgado debería también considerar si un progenitor ha alentado al niño para ser desobediente e irrespetuoso con el otro progenitor.
  • Un juzgado debería considerar también si un progenitor ha comentado con el niño sobre el pleito.
  • Un juzgado debería considerar si un progenitor alienador ha intentado implicar a terceros.
  • Un juzgado debería considerar también si los abuelos están también implicados en las conductas de alienación.
  • Un juzgado debería considerar si un progenitor ha presentado falsas alegaciones de abuso.
  • Finalmente, un juzgado debería considerar si existe alguna evidencia que indique que un progenitor alienador interrumpirá su comportamiento en el futuro.

    La carencia de cualquier consideración hacia el niño se expresa en el hecho de que el amor del niño por el otro miembro de la pareja no se tiene en cuenta en absoluto.

      Los progenitores que vuelven a casarse a menudo creen que ahora es cuando tienen el contexto de familia perfecta en el que criar a sus hijos. Pero una cosa cuestiona esta imagen: el antiguo esposo. Muchas parejas de nuevo matrimonio albergan la fantasía "Si tan sólo el ex desapareciera de escena…" Un modo de contribuir a la realización de esta fantasía es interponer una cuña entre los niños y el otro progenitor.

Sin un historial de interacción familiar conjunta de madre, padre e hijo, es más difícil para la madre el apreciar el papel del padre en la vida del niño. Cuando ella vuelve a contraer matrimonio ella preferirá que tal historial familiar se centre en ella y su marido actual. El padre es contemplado como un intruso. Su involucración complica la película. Esencialmente, la madre quisiera fingir que su relación con el padre del niño nunca tuvo lugar. Cuando él no acata este planteamiento, se le contempla como alguien que intenta torpedear su segunda oportunidad de tener una familia feliz. Una mujer que volvió a casarse dijo a su ex esposo: "mi hija tiene una madre y un padre en su casa. No te necesita".

Hay gente que cree que cuanto menos tiempo el hijo ha convivido con el padre, menos se pierde si el padrastro reemplaza al padre. Hasta cierto punto, esto es así. En general, los hijos más jóvenes tienen menos dificultades que los mayores para vincularse y desarrollar una relación con un padrastro del tipo de las de un padre y un hijo, y para beneficiarse de la involucración de un padrastro competente involvement (Bowerman & Irish, 1962; Duberman, 1973; Hetherington, Stanley-Hagan, & Anderson, 1989; Lutz, 983; Ransom, Schlesinger, & Dercleyn, 1979). No obstante, no existe razón alguna para que los hijos se vean obligados a elegir. Son capaces de mantener lazos profundos con su padre y su padrastro a la vez.

Incluso cuando su hijo es tan joven que el padrastro podría reemplazar adecuadamente al padre, una madre aún tiene razones para promover la involucración del padre. Cuando el niño sea mayor puede desear conocer a su auténtico padre. Muchos niños sufren intensos sentimientos de rechazo cuando un progenitor divorciado no ha permanecido vinculado. Los niños y niñas que han perdido el contacto con un padre tras un divorcio tienen más probabilidades de tener problemas en sus relaciones interpersonales y menor autoestima (Biller, 1993; Hetherington, 1972). Los problemas de los niños pueden, por el contrario,disminuir la calidad de sus relaciones con los progenitores custodios o con sus padrastros.

Merece la pena considerar también lo que ocurriría si el segundo matrimonio de la madre fracasase (algo nada improbable, dado que los segundos matrimonios muestran tasas de divorcio mayores que los primeros). En la mayor parte de estos casos los niños pierden todo contacto con su antiguo padrastro, incluso cuando este ha sido una figura central en su desarrollo (Brody, Neubaum, & Forehand, 1988). Mantener un vínculo cercano con el padre es un buen seguro contra tal pérdida. Mucho menos probable pero también posible, es la muerte o la incapacitación de la madre. Una buena relación fuerte con su padre puede ayudar a estos niños en tiempos difíciles. Un historial de alienación del padre no haría más que agudizar la tragedia.

Cuando el esfuerzo por eliminar al otro padre de la vida del hijo refleja el deseo de negarse a la realidad de la relación que generó al niño, el padre alienante debe ser ayudado a apreciar que esta negación puede satisfacer sus deseos a corto plazo, pero a costa del sacrificio del interés del hijo y, por tanto, del deseo a largo plazo del propio alienante de criar a un hijo sano. Además, negar la antigua relación limita la nueva relación matrimonial. El nuevo matrimonio tendrá una base tanto más firme cuanto más asuman, más que eviten, los nuevos esposos la existencia de una pareja anterior. Los terapeutas debieran intentar facilitar la comunicación entre los esposos acerca de esos pensamientos no expresados y de esos sentimientos hacia la antigua pareja. Esto puede fomentar una reducción general de la ansiedad y de la necesidad de eliminar al otro progenitor de la vida del hijo.

Cuando los sentimientos de competitividad son muy fuertes, sin embargo, el padrastro puede resentirse al tener que compartir el afecto de los niños con el padre. Muchos factores contribuyen a tal resentimiento. Un sentimiento general de baja autoestima es uno de ellos. Esto puede quedar de manifiesto en una actitud excesiva de competitividad reproducida en la mayoría de las situaciones. Más específicamente, la duda de la propia valía como padre puede estimular el deseo de probar la propia superioridad sobre el otro padre. Visher y Visher (1979) describen como un hombre que siente que ha fracasado como padre en su primer matrimonio puede abordar el segundo como una oportunidad para compensar sus carencias anteriores. El sentimiento de fracaso puede ser particularmente agudo si el padrastro no ha mantenido una involucración regular y significativa con sus hijos biológicos. Para algunos hombres, su reacción a estos sentimientos de fracaso consiste en reemplazar al otro padre en el corazón del niño. Para holgarlo, instigan o, al menos apoyan activamente las críticas destructivas hacia el otro padre. El resultado puede ser la alienación del niño respecto al objeto de las críticas.

     Aquí en España podemos encontrar ya bastantes publicaciones sobre este tema: M. Eloina González Orviz: "Modelos de guarda y custodia. Síndrome de alienación parental"(2010).  José Ignacio  Bolaños Cartujo: "Estudio descriptivo del Síndrome de Alienación Parental…" (2001). José Manuel Aguilar Cuenca: "S.A.P. Síndrome de Alienación Parental" (2004). Julio Bronchal Cambra, Asunción Tejedor Huerta: "El Síndrome de Alienación Parental. Una Forma de Maltrato" (Edit. Paidos). Segura, Gil y Sepúlveda: "El síndrome de alienación parental: una forma de maltrato infantil". Carmen Posadas:"La más sutil de las venganzas". Wallerstein, Judith (1989)…
 
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